Falta casi una hora y una de las cabeceras empieza a llenarse de hinchas argentinos. Detrás del arco están todos parados alentando y se escucha cada vez más fuerte el “soy argentino, es un sentimiento, no puedo parar...”. La ansiedad es cada vez más grande y los hinchas no paran de gritar. En los parlantes del estadio, a todo volumen, suena el “hayya hayya” y un animador en inglés canta el “vamos vamos, Argentina”.